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Ahorro energético con la domótica

Los sistemas de domótica no son precisamente económicos, pero a la larga pueden resultar en una gran inversión reduciendo tu consumo energético.


Hay algo que todos los que realmente nos apasionamos por la alta tecnología debemos aceptar, y es que no necesitamos demasiadas excusas para gastar grandes cantidades de dinero en cosas que en principio puede parecer que no necesitamos. No pasa lo mismo con el resto de las personas, que pese a también gastan su dinero en cosas que no necesitan, se lo piensan un par de veces cuando se trata de hacer el desembolso en tecnología.

Es por eso que al final siempre terminamos explicando detalladamente cómo algunos nuevos artículos que nos emocionan mucho pueden realmente merecer la pena significando un incremento sustancial en la calidad de vida de quien las use.

Lo descrito aquí arriba es el típico caso de la domótica, esta cosa interesantísima que promete adueñarse de nuestros hogares y volverlos completamente automatizados para facilitar nuestras vidas de un modo que no podemos imaginar (literalmente), y que también nos costará muchísimo dinero. Y es justo el dinero uno de los argumentos más usados tanto por los que huyen de la domótica como por los que la cobijan.

En primer lugar, los sistemas de domótica son bastante costosos, y para los no adeptos a la tecnología puede significar mucho más de lo que están dispuestos a pagar. Pero este tipo de tecnologías también prometen significar una gran inversión a largo plazo ayudándonos a reducir costos en consumo energético.

El pilar fundamental de la automatización del hogar es el uso inteligente de los recursos. Es así como luces y calefacción solo estarán encendidos en el momento apropiado. Actualmente las cosas van mucho más allá de simples termostatos que se ajustan en función de la temperatura ambiental o luces que se encienden y apagan en horas puntuales del día.

Gracias a nuestros smartphones y a sistemas de rastreo hay un buen puñado de gadgets que pueden aprender de nuestros hábitos cotidianos. Como por ejemplo, a qué hora salimos del trabajo y cuánto tardamos en llegar a casa. En función de datos como estos podemos tener un sistema de calefacción que se enciende en el momento apropiado para tener la temperatura adecuada cuando llegas a casa.

De este modo no hace falta mantener la calefacción permanentemente encendida, y en caso de que cambies la rutina o se te olvide ajustar las cosas puedes controlar los sistemas remotamente. En la práctica tenemos sistemas mucho más eficientes que desembocan en un menor gasto de energía, y por tanto, en mucho menos dinero por concepto de facturas eléctricas. Sí, gastas menos y te sientes mejor contigo mismo por dañar menos el planeta.
 


En el caso de las luces, se pueden adaptar también al medio, y en lugar de encenderlas a horas puntuales hay sistemas que permiten que la iluminación artificial incremente progresivamente en la medida que la iluminación natural va menguando.

Si te gusta la jardinería seguro tienes algunos aspersores. El problema con los aspersores tradicionales es que debemos dejarlos por algún tiempo, activos, consumiendo energía y agua. Si lo hacemos bien probablemente gastarán más de lo necesario, y si lo hacemos mal nuestras plantas no crecerán suficiente. Un sistema de domótica puede regular que los aspersores funcionen por el tiempo justo sin gastar más de lo necesario y al mismo tiempo asegurar que tus plantas crezcan fuertes.

Fuente (http://hipertextual.com/archivo/2014/11/domotica/)